lunes, 6 de julio de 2020

DOS ANECDOTAS DE ARMSTRONG


Louis Armstrong

Louis Armstrong fue un hombre muy carismático. Desde muy joven se le conoció como jocoso y su característica principal era el buen humor. Tantos episodios ocurrieron en su vida que hoy solo vamos a referir dos anécdotas cortas para que sigamos conociendo a uno de los íconos más brillantes del jazz.

La primera de ellas tiene que ver con esa obsesión de Armstrong por los laxantes. Solía tomar en cantidad uno de ellos, cuya marca era “Swiss Kriss”, un laxante herbal que comenzó a tomarlo en principio por su estreñimiento; pero luego descubrió que podía perder peso sin tener consecuencias en su metabolismo. El detalle era que el laxante no avisaba y muchas veces Armstrong se vio en apuros por la acción y efecto del depurativo. Pero tanto era su apego al remedio que desde 1952 hasta la fecha de su muerte lo tomaba a diario.

En una oportunidad estaba de visita en Roma y el Papa Paulo VI le atendió muy amable por ser una figura pública y trascendente. En medio de la conversación, Armstrong sufrió una de esas emergencias y el Papa gentilmente le ofreció su cuarto de baño particular. Tomó su tiempo y al salir del cuarto le dijo a su esposa con la sonrisa que le caracterizaba “Mi amor, están equivocados. El retrete no es de oro como dicen. Y, sí, ahora el Papa y yo tenemos algo en común: compartimos la misma poceta”. Al despedirse Louis Armostrong le regaló al Papa una botella de “Swiss Kriss”.

Otra anécdota tiene que ver con la canción “What a Wonderful World”. Los compositores Bob Thiele y George Weiss al hacer la composición, pensaron que el ideal para interpretarla era Tony Bennet. Era una voz de barítono que en ese momento estaba en la cúspide y la canción podía llegar facilmente a los primeros lugares de la cartelera musical. Sin embargo, Bennet la rechazó por considerarla que no era su estilo. A pesar de ser una canción optimista, Bennet pensaba que la música era muy triste. 

Decepcionados, Thiele y Weiss buscaban a alguien con el mismo tono y característica que Bennet. Pero alguien sugirió que Armstrong con su voz áspera podía darle un giro y enriquecerla, además de que era Louis Armstrong. Y fue así cómo en agosto de 1967 se acercaron al jazzista y éste sin pensarlo aceptó y la grabó en una sola sesión. El éxito ha sido tan impresionante que hasta hoy What a Wonderful World ha tenido muchas versiones y todas con éxito; pero jamás igualada a la que hizo Armstrong ese año.

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